La Nacion Costa Rica

‘El martirio del pastor’ y su gran brillo

OLGA MARTA MESÉN mesenolga@gmail.com

Con esta pieza teatral, en 1987 el dramaturgo Samuel Rovinski, el director Alfredo Catania y el actor Luis Fernando Gómez alcanzaron su madurez profesional.

El 24 de marzo de 1980, Monseñor Oscar Arnulfo Romero fue asesinado, en el momento de la Eucaristía, durante la misa que oficiaba en la capilla del Hospital de la Divina Providencia, en San Salvador, República de El Salvador.

Los acontecimientos sociales y políticos que culminaron con este atroz crimen son el punto de partida que el dramaturgo costarricense Samuel Rovinski utilizó para crear su obra El martirio del pastor, un auto sacramental, por su forma, en opinión del autor.

ESTRENO EN COSTA RICA

El 16 de octubre de 1987 se estrenó en la sala de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) esta emblemática pieza, bajo la dirección de Alfredo Catania, con un numerosísimo elenco, encabezado por Luis Fernando Gómez, quien hacía el papel de Monseñor Romero. En 1988 continuó en cartelera, con un enorme éxito de público de muy diversas condiciones. Se destacó en esa ocasión la presencia de monjas, sacerdotes y otros miembros de la iglesia, tanto nacional como centroamericana.

Y ya que mencionamos esas tres figuras relevantes, es preciso decir que con este texto, Rovinski alcanzó su madurez como escritor teatral, y le permitió ensayar, una vez más, “la dramatización de lo inmediato”, un concepto que él había explicado en diferentes foros; además, este título dio paso a un sinnúmero de estudios académicos en el país y fuera de él. Era su pieza más ambiciosa, la de mayor envergadura y la primera obra costarricense en que se utilizaba la técnica dramática denominada “teatro-documento”, cuyo máximo exponente fue el dramaturgo alemán Peter Weiss. Este tipo de teatro se aparta de la ficción para presentar material auténtico: hechos, documentos, conversaciones, cartas, que son llevados al escenario sin variar su contenido, elaborándolo solamente en su presentación.

Acerca del director, varios comentaristas coincidieron en que había logrado uno de sus mejores trabajos. Alberto Cañas lo calificó de memorable, espectacular, ejemplar e impecable. De excelente, lo

tildó Manuel Formoso. Víctor Valembois destacó que este era “¡Teatro con mayúsculas!” y que constituía “un hito por haber presentado en las tablas, por primera vez y de una manera homogénea y con tanta altura, a más de cuarenta actores”. Y Daniel Gallegos Troyo dijo que aunque se trataba de teatro-documento, el montaje del maestro Catania tenía momentos de gran belleza que complementaban el impactante mensaje del dramaturgo.

Nota aparte merece el actor -varias veces galardonadoLuis Fernando Gómez, quien alcanzó con este extraordinario trabajo, de gran rigor, su madurez como profesional de los escenarios. Varios comentaristas lo subrayaron; entre otros, el ya citado Formoso, quien destacó que el actor conseguía “llevar a niveles muy altos el drama íntimo de este honesto hombre de la Iglesia. […] Con una gran sobriedad

varios comentaristas coincidieron en que había logrado uno de sus mejores trabajos. Alberto Cañas lo calificó de memorable, espectacular, ejemplar e impecable. De

excelente, lo tildó Manuel Formoso.

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2021-07-25T07:00:00.0000000Z

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