La Nacion Costa Rica

LO QUE EL AGUA NO SE LLEVÓ

Conozcamos algunas de esas “joyitas” que el agua nos ha traído: los restos humanos encontrados en un manglar en La Regla en Puntarenas y los trozos de barcos hundidos en Manzanillo (Limón) e Isla San Lucas

DORIAM DÍAZ ddiaz@nacion.com

Barcos con historias sin desentrañar, cañones usados en batallas lejanas, restos óseos muy bien conservados de poblaciones indígenas que datan de 500 años antes de Cristo… Estos son algunos de los tesoros que el agua ha ocultado y forman parte de un patrimonio que apenas se comienza a explorar en Costa Rica: el patrimonio cultural subacuático.

Es simple: todo objeto cultural, histórico o arqueológico con más de 100 años de antigüedad que haya estado bajo el agua (parcial o completamente), ya sea en mar, ríos, lagos, manglares, esteros u otros, pertenece a esta categoría y es un bien del Estado. Es decir, son objetos que pertenecen al acervo de todos los costarricenses.

¿Qué vestigios son patrimonio cultural subacuático? Por ejemplo, artefactos arqueológicos (como vasijas prehispánicas), sitios arqueológicos; estructuras, edificios, objetos y restos humanos, junto con su contexto arqueológico y natural; monedas, ánforas, cajas, botellas, clavos, así como barcos, aeronaves y cualquier otro medio de transporte, incluyendo sus instrumentos de navegación, cargamento, anclas y todo su

contenido.

“ESTAMOS EMPEZANDO”

Primero, un poco de contexto. Aunque la mayor parte de Costa Rica se encuentra bajo el agua y se supone que deben existir muchos objetos históricos escondidos en ella, es hasta hace pocos años que se comienza a profundizar en el estudio del patrimonio subacuático costarricense.

¿Por qué? Es hasta el 21 de noviembre del 2017, por medio de la Ley N.° 9500, que la Asamblea Legislativa ratifica la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de la UNESCO, acordada en el 2001, y es hasta febrero -sí de este año- que se publica en el diario oficial La

Gaceta el reglamento para la gestión, protección y conservación de este patrimonio.

Es un tema que aún está “en pañales” en nuestro país. “Apenas estamos empezando”, reconoce Myrna Rojas, arqueóloga y jefa del Departamento de Antropología e Historia del Museo Nacional de Costa Rica.

¿Existe mucho patrimonio cultural subacuático de valor en Costa Rica? “Si vemos la historia prehispánica y la historia después del contacto, somos una franjita de tierra con dos mares grandes a los lados y el comercio, durante la mayor parte de la historia, ha sido por agua, así que deben haber cualquier cantidad de cosas en el agua recientes y más antiguas. ¿Qué hay? Ese es el asunto…”, explica la especialista.

Ahora que el Museo Nacional se encuentra en una campaña para que las personas que resguardan objetos con estas características los registren y conserven su custodia –inicialmente hay tiempo hasta el 18 de agosto–, conozcamos algunas de esas “joyitas” que el agua nos ha traído.

CEMENTERIO EN EL MANGLAR

A finales de los años 80 se registró el primer gran descubrimiento: el cementerio La Regla, un sitio prehispánico de enterramientos oculto dentro un manglar en

“Somos una franjita de tierra con dos mares grandes a los lados y el comercio, durante la mayor parte de la historia, ha sido por agua, así que deben haber cualquier cantidad de cosas en el agua recientes y más antiguas.

¿Qué hay? Ese es el asunto…”.

Myrna Rojas, jefa del Departamento de Antropología e Historia del Museo Nacional.

Puntarenas.

A merced de las mareas del Golfo de Nicoya, en ese lugar se extrajeron unos 15 paquetes con restos humanos, los cuales son parte de un cementerio más grande. Fue un trabajo complejo, realizado a principio de los años 90, porque se tuvo que esperar a las mareas más bajas con el fin de poder trabajar apenas

por unas horas.

“Por las condiciones anaeróbicas (ausencia de oxígeno), la preservación es excelente”, explicó la arqueóloga Myrna Rojas. Gracias a esto, se logró determinar que los restos datan de 500 años antes de Cristo.

Se hallaron enterramientos secundarios (aquellos que se hacían luego de que la persona moría, se ponía a secar y se le desarticulaban los huesos para después agruparlos en una especie de paquete) junto con ofrendas como jades y collares.

Además, se evidenció que los paquetes estuvieron envueltos en una especie de mastate, ya que encontraron fibras, detalló Fabiola de la O, asistente de arqueología del

Departamento de Antropología e Historia.

Si bien este sitio arqueológico califica ahora dentro de las categorías de patrimonio subacuático, el estudio se realizó en su tiempo con la metodología tradicional de la arqueología terrestre, agregó María Rojas, otra de las asistentes de la institución rectora en el tema.

Algunos de los enterramientos hallados en La Regla han sido expuestos en las salas del Museo Nacional.

RESTOS DE BARCOS

En febrero del 2018, Julio César Sánchez, arqueólogo del Museo Nacional, recibió una foto en Whatsapp con un hallazgo en Manzanillo: los restos de una embarcación antigua de madera.

Luego de alertar a la Fuerza Pública y contactar a otros especialistas y funcionarios, un equipo de la institución acudió a hacer una inspección al lugar. Allí encontraron un fragmento de un barco de 13,60 metros de largo por 5,59 metros de ancho y 67 centímetros de casco. Según contaron pescadores y vecinos, esa estructura estaba sumergida; sin embargo, el fuerte oleaje de aquel momento la dejó en la playa a la merced de las olas.

Sánchez contó que se le aplicó el análisis carbono

14 a un trozo de madera; la mayor probabilidad es que la muestra pertenezca al lapso de tiempo entre 1721 y 1818 (finales del siglo XVIII y principios del XIX). En aquel momento, la madera no duraba mucho tiempo en los astilleros, por lo cual se cree que el barco navegó en esa época.

Asimismo, se analizaron los elementos constructivos

de la embarcación, los cuales resultaron característicos del periodo entre 1748 y 1796.

Aquel pecio (fragmento de una nave naufragada) fue enterrado en la playa por los funcionarios del Museo Nacional con ayuda de maquinaria facilitada por Japdeva (Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de

la Vertiente Atlántica de Costa Rica) y se trasladaron unos maderos que se desprendieron del fragmento principal a las oficinas administrativas del Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca–Manzanillo.

El año pasado, el Museo Nacional realizó una inspección en una estructura de madera; incluso, se usó un

radar de penetración terrestre, que sirvió para ubicar clavos alrededor de la madera del barco en el lugar.

El de Manzanillo fue el primer estudio científico realizado por el Museo Nacional de Costa Rica sobre patrimonio

cultural subacuático posterior a la entrada en rigor de la Ley N.° 9500 de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, el 27 de julio de 2018.

Este es uno de los siete pecios registrados en el país, cuatro de ellos en el Caribe Sur. Se han encontrado otros fragmentos de embarcaciones en Manzanillo; sin embargo, el arqueólogo no se atrevería a decir que pertenecen a la misma nave porque se requiere más investigación para poder afirmarlo o descartarlo.

Además, en Cahuita se conoce de un barco hundido desde el segundo lustro de la década de los años 70. Cañones, otros elementos de metal y ladrillos se han hallado en el mar dentro de este parque nacional.

De hecho, también el año pasado se realizó un buceo de inspección de la embarcación hundida en Punta Cahuita, con el objetivo de recorrer y registrar las zonas donde hay materiales. Además, se hizo georreferenciación de los sitios con evidencia arqueológica.

NAUFRAGIOS EN SAN LUCAS

El Parque Nacional Isla San Lucas, en el Golfo de Nicoya, está repleto de historia. Lo más destacado –y conocido– son sus años como centro penitenciario; sin embargo, también tiene diez

monumentos arqueológicos prehispánicos que muestran la presencia de grupos humanos a partir de los 300 años después de Cristo hasta la llegada de los españoles, y las evidencias de tres naufragios.

Los vestigios se encuentran en muy mal estado de conservación, según informes del Museo Nacional generados a partir de una visita, en el 2020. De hecho, relató el arqueólogo Julio César Sánchez, los cambios con imágenes tomadas en el 2005 son enormes, en aquel entonces se veían “más completos”.

“En el pasado, en algún momento, se permitió que se llevaran las latas de estas embarcaciones como chatarra y eso los afectó mucho”, aseveró el experto. Claro, se debe recordar que la importancia de este tipo de naufragios como patrimonio cultural subacuático se da en tiempos recientes; antes no había herramientas de protección ni consciencia sobre el valor de este tipo de legados.

A pesar de las malas condiciones, los restos de la maquinaria hallados en el sitio llamado Pecio San Lucas-3 permitieron ubicar la embarcación entre los años 1807-1860. La maquinaria encontrada se utilizaba para propulsar las ruedas de paletas posteriores o laterales de los navíos de esa época. Los restos de los naufragios quedaron en los sitios que fueron hallados en la isla.

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2022-08-14T07:00:00.0000000Z

2022-08-14T07:00:00.0000000Z

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