La Nacion Costa Rica

Max Barberena: ‘Yo me reía por vacilón pero se me aflojaron los calzoncillos...’

retahilero ganó ¢5 millones y los donó En ‘¿Quién quiere ser millonario?’ el invitado habló sobre las ‘bateadas’, el amigo que una vez ‘lo entregó’ y el susto cuando se le ‘zafó la lengua’.

Kimberly Herrera kimberly.herrera@nacion.com

Max Barberena apenas se recupera del susto que se llevó el martes 27 de julio, cuando fue invitado a sentarse a la silla caliente de ¿Quién quiere ser millonario?, para el programa especial de la Anexión del Partido de Nicoya.

Si bien antes del espacio el retahilero estaba un poco nervioso, cuando comenzaron las preguntas se sintió más cómodo. Por su mente pasó la frase “un guanacasteco no echa para atrás ni para agarrar impulso” y decidió dejar el temor de lado.

Sin embargo, esa tranquilidad le duró poco, específicamente hasta el momento en el que le preguntaron por el nombre que los liberianos le dan al árbol del matrimonio. Él se apresuró a decir que era el malinche y de inmediato dijo “respuesta definitiva” y ya no podía cambiar la opción. Al notar que había dicho las palabras que no podía decir sin estar seguro, comenzó a sudar frío, pues afirma que se le “zafó la lengua”.

“Fue una metida de patas porque yo no estaba contestando tan rápido, yo trataba de tomarme el tiempo, cuando yo vi las respuestas yo no estaba totalmente seguro y cuando caigo en cuenta de que dije ‘respuesta definitiva’, sentí un vacío y yo me reía, pero todo era parte del vacilón, porque a mí literalmente se me aflojaron en ese momento los calzoncillos.

“Yo me decía: ‘a mí nadie me manda de sapo de haber dicho la palabra clave que no tenía que decir’... pero ese es el problema de decir retahílas, porque la lengua de uno va más rápido que el cerebro. Gracias a Dios la pegué y quedó como un chiste, pero ahí a mí se me aflojó todo”, recuerda entre risas.

Barberena, de 38 años, afirma que participar en ese espacio fue una de las mejores experiencias que ha tenido en televisión, no solo por el hecho de que el programa desafió su conocimiento, sino por el hecho de que pudo ayudar a la Clínica Cañera del Dolor y Cuidados Paliativos, donándole su premio de ¢5 millones.

Para llegar hasta ese premio debió contestar un total de 11 preguntas y no de todas se sabía la respuesta. Incluso, en una de ellas, optó por batear y seguir un consejo de la conocida presentadora Natalia Rodríguez.

“Cuando me estaban maquillando estaba Natalia Rodríguez ahí, que habla hasta por las orejas, y empezamos hablar y me dice: ‘me hubieras escogido a mí como comodín’, y agrega: ‘solo un consejo te voy a dar: mi mamá siempre decía que cuando uno va a batear, batea con la B’. Entonces, todo el mundo soltó la risa por la babosada que había dicho Naty y mi sorpresa fue que en la pregunta que me tenía pensado, se me presentaba el panorama exactamente de lo que ella me había dicho y entonces yo bateé y dije la B por ella y ahora se convirtió en chiste”, asegura.

Además, el retahilero se lamentó de no haber podido recibir ayuda en la videollamada, pues a su amigo David Ruiz no le dio tiempo de encontrar la respuesta a la pregunta que le planteó.

“Mi amigo me entregó, porque yo estaba confiado en que de alguna manera el googleo me iba a servir”, comentó el guanacasteco al describir lo que sintió en ese momento.

De Cañas.

Max Barberena fue invitado al programa especial sobre Guanacaste debido a que él es oriundo de Cañas. Allí fue justamente donde aprendió a decir las retahílas que lo llevaron a la televisión hace 12 años, cuando Fernando Artavia, productor de toros de Teletica lo vio presentarse en Palmares.

Desde entonces empezó un viaje que nunca contempló.

“Yo jamás me imaginé estar en televisión... es que ¿cuándo se ha visto un retahilero en televisión?, nunca. Pero me he dado cuenta de que el tico ama las cosas propias, lo que hay que hacer es exponérselo, porque el tico no es efervescente por naturaleza, pero cuando le tocan las fibras, se pone a ver un campeonato de surf -como lo hicimos ahora con las Olimpiadas-. Es que así somos y yo me doy cuenta de que en realidad el tico tiene orgullo y es defensor de sus tradiciones pero tienen que ponérselas de una manera divertida y eso es lo otro que hemos tratado de hacer en la televisión”, detalla.

Una forma en la que percibe que al público le gusta lo que él hace, es cuando le escriben para pedirle retahílas temáticas. Por ejemplo, ya le solicitaron una del conocido caso Cochinilla y también una del Deportivo Saprissa.

De hecho, su amplia experiencia en las transmisiones de fin y principio de año lo llevaron a convertirse desde hace un año en presentador especial del programa ¡Qué buena tarde!.

En ese espacio, conducido por Yiyo Alfaro y Keyla Sánchez, los viernes tiene a cargo el segmento Orgulloso del Pura Vida, donde expone personalidades costarricenses destacadas en algún ámbito, tanto dentro como fuera del país y les hace preguntas sobre cultura costarricense a los presentadores. Para él, esta es una oportunidad de llegar a las personas más jóvenes y propiciar el rescate de las costumbres y tradiciones.

“Jugamos con la gente, hacemos karaokes solo con canciones típicas y la gente se muere de risa en la casa, pero lo que no sabe es que también está aprendiendo más de su país y sobre el orgullo nacional”, destaca.

Barberena está tan comprometido con ese objetivo que hace algunos meses decidió renunciar a su trabajo, en el que se desempeñaba como ingeniero industrial, para iniciar el proyecto Orgullo Nacional.

Este es un emprendimiento que consiste en desarrollar iniciativas culturales en empresas, colegios, escuelas, municipalidades y en televisión, donde las personas puedan jugar y divertirse pero con temáticas ticas. Es decir, es una plataforma que incluye shows con retahílas, música, sketch de comedia con artistas como Luis Ga y Mauricio Astorga, para así “vender la cultura nacional”.

“Me dio miedo emprender en pandemia, pero nosotros nos pusimos un reto, que era hacer algo completamente nuevo, que nadie está haciendo, que es tomar el orgullo nacional y actualizarlo para que la gente que lo está viendo ahora lo disfrute”, cuenta Barberena, quien afirma que muchas de sus retahílas las inventa en el momento.

El retahilero busca rescatar lo más criollo de Costa Rica, para que sus hijas Natalie (de 19 años) y Sara (de cuatro meses) no se olviden del país en el que él creció.

Ellas, junto a su esposa, Melissa Calderón, con quien suma cuatro años de matrimonio, son lo más importante en su vida y espera lograr que Orgullo Nacional se posicione y que todos lleven impregnado el amor por la patria.

VIVA

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