Seamos generosos con los migrantes

Aprovechemos la vacunación para formalizar la situación de estas personas

Me duelen profundamente los recientes comentarios en las redes sociales en contra de la vacunación de las personas en situación migratoria irregular.

Por encima de la vacunación individual, nuestro objetivo debe ser cristalizar la anhelada inmunidad de rebaño, que, más allá de un porcentaje, consiste en estar rodeados de personas vacunadas. Esto incluye también a los migrantes.

Ellos están con nosotros en los autobuses; trabajan en las fincas, en nuestras casas o jardines; cuidan a nuestros niños y son compañeros de nuestros hijos en la escuela. Nos ayudan a mover la economía. Una razón más: están aquí y son nuestros hermanos. Necesitamos que estén vacunados.

Si algo admiré de Brasil cuando viví allá, es su creencia en que es un país todavía en construcción y el extranjero llega a ayudar en esa tarea.

En mi mente, este principio contrastó con nuestra visión de «chiquiticos», según la cual quien viene de fuera en busca de un futuro mejor nos quita el trabajo y las oportunidades.

¿Por qué no buscar el modo de aprovechar la vacunación para formalizar la situación de estas personas? Incluso, llevar a cabo un censo que brinde información sobre su situación y capacidades, para apoyar planes estratégicos que incluyan más a esta población.

No debemos ser mezquinos ni pensar en nuestro futuro como si fuéramos una isla. Debemos buscar la creación de oportunidades para todo el que está aquí para trabajar.

Los que tenemos la bendición de haber nacido en esta tierra no podemos menos que ser generosos con quienes tratan de ganarse, con su trabajo, el derecho de vivir entre los nuestros. Recordemos que todos tenemos, a fin de cuentas, sangre de migrantes.