La Nacion Costa Rica

Crecer y dejar crecer

Para echar a andar la vida adulta, es preciso dejar atrás el territorio de la infancia

Carolina Gölcher Umaña PSICÓLOGA Y PSICOANALISTA cgolcher@gmail.com

La palabra infancia viene del latín infans, que significa “el que no habla”, es decir, cuando se es infante, son otros quienes habitan nuestras palabras, nuestros cuerpos y nuestras historias.

Sabemos que el ser humano nace en la indefensión. Necesitamos de otro que nos asista, nos alimente y hable por nosotros. Con el tiempo, y en ocasiones, con la ayuda de otros, el lenguaje que nos preexiste introduce las palabras en nuestro cuerpo y, con ello, devenimos en seres hablantes.

Por eso, crecer no es sinónimo de adultez, no basta con crecer para conquistar la subjetividad del adulto, aquella subjetividad que se reconoce plenamente responsable de sus actos. Dejarse crecer es habitar el mundo de las palabras y no el de los juegos, es dejar de esperar que alguien más resuelva, que alguien más nutra y que alguien más decida.

No se crece con la propia infancia tomada de la mano, sino a pesar de ella; ni tampoco recordando con melancolía el niño que alguna vez nos habitó, sino reconociendo con entereza que ya no lo somos más, que ahora y para siempre quedó en nuestro pasado.

Para echar a andar la vida adulta, es preciso dejar atrás el territorio de la infancia, superar las fantasías de escapismo de la adolescencia y no obnubilarse como escolares frente a las historietas de superhéroes. Cuando todo eso se logra, porque en efecto se puede, se arrancan las palabras al silencio mudo de la niñez y se consigue sostener la adultez con el propio cuerpo y con la propia vida.

El adulto de hoy padece la epidemia del amor propio, bautizada bajo la interpelación maníaca del “ámate a ti mismo”. Considero que bien valdría replantearse esa forma de vida, puesto que en ella hay una absoluta ausencia de responsabilidad para con los otros, una suerte de solipsismo, un delirio en el que la persona de lo único que está segura es de la existencia de sí misma. Esto último, asistido maquiavélicamente por las redes sociales.

Crezcan y dejen crecer, desinfantilicen la vida adulta, rechacen las fantasías de un salvador que se haga cargo, asuman que la adultez no está en ningún lugar mágico esperándolos, porque es una coherencia que se construye con las palabras y actos propios.

Hay adultos que se permiten crecer, que narran historias y sostienen lazos, mientras otros apresan momentos y anulan verdades. Hay adultos más auténticos que otros, que testimonian lo perdido y, al mismo tiempo, luchan para que no se pierda del todo.

Y, en su versión más peligrosa, hay adultos que pueden matar. Por ello, como decía Marco Aurelio en los Pensamientos para sí mismo, no es lo mismo recto que enderezado, en otras palabras, no se puede ser un poco adulto, o se es adulto o no se es.

FORO

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2021-12-01T08:00:00.0000000Z

2021-12-01T08:00:00.0000000Z

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