La Nacion Costa Rica

Tratando de imaginar el 2045

Juan Carlos Mora Montero DOCENTE EN LA UNA Y LA UCR jc.mora.montero@gmail.com

El 30 de junio del 2022 se celebró la premiación de un concurso muy particular promovido por el centro de pensamiento estadounidense The Future of Life Institute, que consistió en la entrega de $100.000 a la construcción de una visión del planeta hacia el 2045 más plausible y aspiracional, basada en un desarrollo sin precedentes de la inteligencia artificial (IA).

La razón por la cual se coloca el acento en la IA es un acuerdo con los organizadores del premio. “Hay advertencias destacadas de que es probable que nos encontremos con una discontinuidad peligrosa en el desarrollo de la IA, cuando, en términos generales, el poder crece abruptamente mucho más rápido que la responsabilidad”, explicaron.

Participaron futuristas individuales de muchas partes del mundo, así como equipos de trabajo de universidades y laboratorios de pensamiento de 44 países. La ganadora fue Bridging Demonstration, del equipo de Nueva Zelanda.

Pero la propuesta no era plantear una visión del futuro plausible y aspiracional solamente, sino también crear la línea de tiempo de cómo iba a ir construyéndose junto con un conversatorio entre personas simulando diálogos como si estuvieran en el 2045.

Tanto la idea ganadora como las que obtuvieron el segundo, tercero y cuarto lugar fundamentaron su imagen en una mezcla entre la continuidad y la disrupción, es decir, una evolución esperable y predecible de la IA que traerá grandes beneficios a la humanidad en muchas actividades, como la agricultura, la vida fuera del planeta, el medioambiente y la salud, sin dejar de lado lo contrario: una crisis de gobernanza global.

Diferencias.

Cabe resaltar en la visión neozelandesa el señalamiento de tres disrupciones, fundamentalmente rupturas de tendencias que se consideran en este momento muy sólidas.

La primera es algo que también plantea el Instituto de Prospectiva de Copenhague como megatendencia, y es el crecimiento de dos dígitos en el sur global.

Es un cambio de la visión actual e histórica del norte-sur. Un norte en el 2045 caracterizado por poblaciones longevas, con limitada capacidad productiva y el agotamiento de recursos naturales.

Un sur creciente, con mayor población joven, acceso a educación y tecnología que estimula lo que se conocerá como los países chárteres y la emergencia de las relaciones bilaterales.

La segunda ruptura se produciría en la tendencia que señala que en el 2050 el 70% de la población del mundo vivirá en las grandes ciudades.

De acuerdo con la visión 2045 ganadora, la vida en las grandes ciudades se tornaría impagable y en condiciones casi de confinamiento para muchas personas, pero el desarrollo de la IA y la conectividad plena y universal causarían la deslocalización de puestos y oficinas de trabajo. Plantea como hipótesis que el 50% de las oficinas en el mundo no tendrá ubicación física en el año 2033.

Por otra parte, se crearían opciones para la formación y el desarrollo de capacidades técnicas y de esparcimiento que harían muy atractivas las formas de vida en zonas rurales o de urbanidad moderada. Con ello, es posible que estuviéramos en presencia de una discontinuidad. Un espacio rural que se torna atractivo otra vez.

Cambio climático y Costa Rica.

La tercera ruptura vendría por el lado climático. En este aspecto, los escenarios futuros que se nos han presentado son en su mayoría distópicos; sin embargo, existe evidencia que permite darle contenido a una visión del 2045 en la cual la IA y las fuentes de energía renovables, apoyadas por políticas públicas coherentes, podrían revertir algunos de los efectos del cambio climático.

Se plantea que en el 2036 la abundante energía limpia capturará directamente el dióxido de carbono, cuya consecuencia será una disminución de la presión climática sobre el planeta.

Trayendo Bridging Demonstration a Costa Rica, es posible crear una imagen del mañana, del 2045, o antes, con políticas públicas territoriales, no territorialización de políticas públicas centralizadas; con zonas francas y otras opciones productivas localizadas en territorios chárteres, en donde, merced a la generación local de riqueza, se incentiva el arraigo, el desarrollo y la creación de oportunidades en un mundo rural, que, según se confirma, será y ya es cada vez menos agrícola.

Desde luego que esta visión del futuro implicaría también que estos territorios chárteres estarían caracterizados por el uso de energías renovables, trabajo decente y acceso a conectividad que les facilite ser competitivos y estar articulados al desarrollo nacional e internacional.

¿Ha imaginado cómo será la Costa Rica del 2045? ¿Tendremos vehículos autónomos transitando por nuestras ciudades? ¿Tendremos soluciones tecnológicas para comunicarnos en cualquier idioma sin necesidad de hablarlo? ¿Tendremos trenes eléctricos o transporte público ágil, eficiente y amigable con el ambiente? ¿Se habrá flexibilizado y adaptado la regulación pública a los nuevos modelos de negocios de la economía colaborativa?

Múltiples posibilidades.

Cuando en un proceso de prospectiva empresarial, cooperativo o gubernamental se hace la pregunta acerca de qué puede pasar en el futuro, no es para que nadie trate de adivinar ni mucho menos imponer una visión.

Lo que se pretende es analizar diferentes conjeturas, valorar cuán preparados estamos para los diferentes escenarios y, de esa manera, crear capacidades si fuera necesario.

Para muchas personas, organizaciones y países, pensar en diferentes porvenires no es la cultura o la práctica cotidiana. Más bien, resulta fácil y cómodo hacer de los ejercicios de planificación un “ritual” y el cumplimiento de un requisito.■

Un concurso acaba de premiar un proyecto con el cual se pretende adelantar una imagen de un mundo pleno de inteligencia artificial

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2022-07-05T07:00:00.0000000Z

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