La Nacion Costa Rica

‘Green washing’

José Luis Arce Economista jlarce@fcscapital.cr

La 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) ha dejado resultados agridulces. El pecado original de los esfuerzos globales para contener, mitigar y adaptarse a las realidades del cambio climático ha sido, principalmente, la quizás ingenua confianza en que el conocer las implicaciones para la humanidad y la vida en la Tierra que acarrea el calentamiento global sería suficiente para movilizar las voluntades.

Desde que en 2015 adoptamos la meta de evitar que la temperatura media del planeta sobrepasara en 1,5º C los registros de la era preindustrial, es cada vez más evidente que seremos incapaces de evitar que ello ocurra porque, como suele suceder, no se alcanzaron los acuerdos para adoptar una estrategia creíble para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, se falló en diseñar e implementar una gobernanza y estructura de incentivos creíbles para actuar colectivamente.

Uno de los logros más publicitados de la COP27, la creación de un fondo para compensar “las pérdidas y los daños” de los países más vulnerables y de menor desarrollo relativo por el cambio climático es un avance que se quedó corta a la hora de definir y asegurar las metas de financiación necesarias para hacerlo efectivo.

En materia de reducción efectiva de gases de efecto invernadero y descarbonización, la COP27 fracasó, como resultado del cabildeo de empresas y naciones productoras de petróleo, al adoptar un lenguaje más débil centrado en solo la reducción de emisiones y evitando, no solo los compromisos concretos, sino la simple mención a la ineludible eliminación de los combustibles fósiles.

En materia de financiación sí deben reconocerse algunos avances, especialmente en la construcción de un consenso cada vez más sólido sobre la necesidad de crear mecanismos públicos y privados que permitan canalizar más recursos y a cada vez menores costos a la inversión en dichos ámbitos, sobre todo para economías emergentes y países en desarrollo.

Hacia adelante, el reto luce mayúsculo. Por una parte, la temperatura planetaria sigue en aumento, al mismo tiempo que los intereses económicos y los discursos populistas tienden a desviar la atención de la emergencia.

Luego de lo sucedido en Egipto, la COP28 por realizarse en Dubái, una nación petrolera, crea una narrativa compleja: cómo evitar la captura de los esfuerzos globales ante el cambio climático por parte de los intereses cercanos a los combustibles fósiles y evitar que estos conclaves terminen siendo una perorata verde.

ECONOMÍA

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2022-12-03T08:00:00.0000000Z

2022-12-03T08:00:00.0000000Z

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