La Nacion Costa Rica

Salud de vagina y vulva requiere de cuidados especiales desde la infancia

››Especialistas enfatizan en evitar uso de protectores sanitarios diarios

Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com

Los cuidados de la vagina no son los de cualquier otro órgano del cuerpo femenino. No solo está a merced del paso del tiempo, sino también a cambios hormonales; también cuenta su anatomía tan particular, razón por la que requiere medidas especiales de higiene.

No se puede hablar de salud vaginal sin también mencionar la salud de la vulva. Se confunden, pero no son lo mismo. La vulva son los genitales externos, las partes visibles. Entre esas están el monte de Venus, los labios mayores y los menores, el clítoris, el orificio de la uretra y de la vagina.

La vagina, en cambio, es un “tubo” muscular elástico, que se extiende desde la vulva hasta el cuello del útero. Incluye himen, punto G, cuello del útero y piso pélvico. La vagina está, por así decirlo, cerrada, y se expande cuando algo se introduce o se extrae. Es tan flexible que permite el ingreso de un pene o juguete sexual, pero a la vez se expande lo suficiente para permitir el nacimiento de bebés.

La microbióloga Ana Sittenfeld recordó que toda mujer tiene bacterias en la vagina. Muchos desbalances se ocasionan porque no se tiene la cantidad de microbiota necesaria y esto hace que algunas sean más propensas a infecciones, tanto vaginales como urinarias.

Según dijo, el PH de la vagina (nivel de acidez) es bajo y en gran parte se debe al balance de los microorganismos. Cuando no se cuida bien o se está bajo tratamiento con antibióticos, también se afecta a esta zona y pueden morir bacterias que el cuerpo necesita.

El ginecólogo Adrián Castro coincidió. El especialista describió, por ejemplo, las bacterias llamadas lactobacilos, que producen ácido láctico y dan a la vagina ese nivel de acidez. También es normal tener hongos ahí.

“Cuando hay cambios en el ambiente vaginal, de ese PH, las bacterias, que normalmente están en números pequeños, ‘hacen fiesta’. Y los hongos también”, señaló.

Desde niñas. Los mayores cambios se dan en la adolescencia, pero desde niñas se debe hablar del flujo vaginal, para que sepan identificarlo.

“¿Cuál es el flujo normal y que no debería preocupar?: el que no pica, no arde, no huele mal y no es grumoso. No debería manchar la ropa interior. Desde niñas es mejor irlo diciendo”, dijo Castro.

También es importante estar pendiente de anomalías, como sangrados o flujos vaginales, en esas edades. Si se dan, se debe acudir a un médico.

hhRopa interior. Para el ginecólogo, un país húmedo como Costa Rica da “puntos extra” a la formación de bacterias; por eso, son recomendables los calzones de algodón, sin importar la edad de las mujeres. La ropa interior de otras telas guarda más humedad.

Por el contrario, no aconseja los calzones tipo hilo.

“El calzón tipo hilo debe usarse solo en ocasiones especiales; su tela ingresa en el ano y puede ‘contaminar’ la vulva”, dijo en una entrevista anterior la ginecóloga Imelda Hernández.

hhAl ir al baño. La limpieza después de orinar debe hacerse de adelante hacia atrás.

“Por la cercanía que hay entre vulva y ano, la contaminación de ano a uretra es muy común. La técnica es comenzar en la zona en la que acabo de orinar, y de ahí hacia atrás, no al revés”, explicó Castro.

La menstruación. Con el primer periodo, el análisis del flujo se hace necesario.

La médica Arlyne Carmona recalcó, en una entrevista anterior, que es vital que cada mujer conozca ese flujo, tanto el menstrual como el que se da en otros días del ciclo.

“Ver las características de nuestro flujo en particular. Ver los cambios. El flujo de cada mujer puede variar según lo que coma, cuánta agua tome y hasta la genética; por eso debemos conocer nuestra zona y detectar si hay cambios en olor, textura o color”, aseguró.

En esos días, también viene la elección del método: toallas sanitarias, tampones, copa menstrual, ropa interior especial, entre otros. El uso que se les dé también puede afectar la salud de la vulva y la vagina.

Para Adrián Castro, la copa menstrual es ideal, porque evita ese roce constante con la toalla sanitaria o el protector, algo que también se ve con los tampones. Sin embargo, es consciente de que puede ser incómodo para algunas.

“La menstruación dura varios días. Las toallas y protectores guardan humedad e irritan mucho los labios. Y, peor aún, el uso de protectores diarios. Son una cosa terrible. Son enemigos de los dermatólogos y los ginecólogos, porque hacen una irritación vulvar grande”, advirtió.

Imelda Hernández concuerda: “No usen protectores diarios, a no ser que tengan un flujo, pues no permiten el paso correcto de aire”.

Los partos. Según Castro, después de un parto es normal que durante el primer mes haya flujo vaginal.

“Debemos vigilar que vayan cambiando características. Los primeros días será como un flujo menstrual leve, y poco a poco va a ir bajando en intensidad y color. Si se usan protectores, es necesario hacer cambios frecuentes, porque se exponen a infecciones de forma más fácil”, indicó.

Infecciones vaginales. Arlyne Carmona indicó que los colores del flujo dan pistas. Un flujo más oscuro, más espeso, en mayor cantidad y con mal olor puede ser una infección de transmisión sexual con una bacteria llamada Gardnerella vaginalis. Es necesario ir a un médico, pues debe tratarse con antibiótico, tanto para ella como para su pareja.

Si el flujo es blanco-amarillento y produce mucha picazón, es posible que sea una infección por un hongo. Estas usualmente se eliminan por sí solas mejorando la higiene, pero si la picazón persiste y se combina de ardor al orinar o dolor en las relaciones sexuales, es mejor acudir al médico.

Si el color fluctúa entre blanco y verde, y se detecta algo similar a espuma, más bien es una infección por un protozoario (parásito) llamado Trichomonas vaginalis. Es un mal de transmisión sexual que, si no se trata, puede generar dolor en relaciones coitales, ardor al orinar y mucha comezón.

Menopausia. En esta época, las hormonas bajan de forma natural. La resequedad hace que sea doloroso tener relaciones sexuales. Castro indicó que hay estrógenos en crema y lubricantes a base de agua que pueden ayudar. Eso sí, con la guía de un médico.

“En estas edades se produce algo llamado síndrome genitourinario, durante el cual también son más comunes las infecciones en la vagina o en las vías urinarias, el ardor al orinar, entre otros”, explicó la ginecóloga Vivian Kellermann.

EL PAÍS

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2023-03-25T07:00:00.0000000Z

2023-03-25T07:00:00.0000000Z

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