Adviento es solidaridad

no es fácil vivir la esperanza, como virtud cristiana actualmente y quizás no lo haya sido nunca. es más visible el temor, la inseguridad, la desesperación, el dolor y el sufrimiento. la pandemia, con todas sus caras, nos ha golpeado como creyentes. De ser un hecho que pensábamos duraría poco, se ha convertido en algo constante en nuestras vidas. viviendo en la confianza en Dios, reconocemos que hay un proyecto de amor siendo desarrollado por el Señor.

De ahí que corresponda preguntarnos, como pueblo de Dios: ¿qué quiere el Señor de nosotros en este momento histórico? no perdamos de vista que Jesús se ha metido en nuestra historia y ha sembrado semillas de esperanza en lo más profundo, desde el momento en que se hizo semejante a cada uno de nosotros.

Él se acerca en los acontecimientos sencillos de la vida y podríamos preguntar: ¿no escuchaste sus pasos silenciosos en la noche? el tiempo de Adviento es una ocasión para que la esperanza sea más cierta, vemos al Señor venir a nuestro encuentro, en las condiciones en que nos encontramos viviendo, para que una vez experimentado el encuentro con Él, salgamos a compartir con nuestros hermanos. Atrevámonos a esperar con Jesús: una humanidad más confiada en el Padre que nos cuida nos ama, nos ofrece su salvación.

Aceptemos el reto de dejarnos guiar por el espíritu y pongámonos en movimiento, si vemos el evangelio según san marcos, Jesús aparece desplazándose constantemente por su tierra, yendo al encuentro de las personas que sufren, indicándonos que sus discípulos-misioneros no podemos quedarnos estáticos.

Para vivir el Adviento necesitamos situarnos en el mundo como el Padre quiere: con mirada limpia y acogedora, que permita por un lado contemplar al Señor que se acerca y que por el otro nos permita descubrir el querer de Dios en nuestras vidas para discernir nuestras opciones para vivir en plenitud.